sábado, setiembre 30, 2006

Desde La Palmera

La verdulería de Lévi-Strauss
Por Ricardo De Luca(1)


Hoy hablaremos de una de los mentes mas brillantes que tuvo la ciencia social. Claude Lévi-Strauss. El padre del estructuralismo nació en 1908 y desde temprano sintió la llamada de la antropología. Hizo su trabajo de campo en Brasil hacia 1934. Ustedes sabrán, el trabajo de campo es algo fundamental en la antropología, consiste en “ir y mirar indios”. Últimamente hay antropólogos que prefieren mirarlos en fotos o por televisión pero los mejores siempre lo hicieron en persona; para sentir el famoso “olor a indio” del que tanto se ha escrito. En 1949 Levi-Strauss publica “Las estructuras elementales del parentesco” luego vendrán: “Tristes trópicos”(1955); “Antropología Estructural”(1958); “El Pensamiento Salvaje”(1962); Tal vez sea necesarios explicar, aunque sea toscamente, algunos postulados del estructuralismo. Esta escuela ha tomado y aplicado en antropología algunos avances de la escuela lingüística de Praga. Principalmente la noción de sistema y estructura. Así como ocurre en el lenguaje, Lévi-Strauss pensaba que existía cierta uniformidad en las estructuras mentales de todas las culturas y pretendía abordar la diversidad desde esas semejanzas estructurales. Con esta premisa estudio las construcciones mitológicas agrupando y formalizando oposiciones binarias. Pero lo cierto es que no solo la antropología y estas apasionantes discusiones filosóficas ocupaban la mente del genio Francés. El vivía atravesado por una pasión inconfesable para el mundo académico. Digámoslo con claridad. Claude Lévi-Strauss, el padre del estructuralismo, también quería ser verdulero. Y cuando alcanzo prestigio y fortuna se decidió a cumplir su sueño. Inmediatamente alquilo un local en pleno Paris y junto a su esposa Azucena Lévi-Strauss pusieron una verdulería llamada “La banana Generosa”( “Le Banane Généreuse”). Aquí empiezan las anécdotas de la verdulería; cuentan que las papas eran muy caras; Que Azucena siempre retaba a Lévi-Strauss por que faltaban pepinos. (No entraremos aquí en el insulso debate sobre donde se metía Lévi-Strauss los pepinos que faltaban.) Es conocida, también, la historia de cuando la Universidad de Cambridge encargo a “La Banana Generosa” 10 Kilos de frutillas; 11 kilos de manzanas y un pepino. Y Lévi-Strauss mando fruta. Exceptuando el pepino, que siempre faltaba. Hacia 1960 la verdulería funcionaba mejor que nunca. Y con una facturación millonaria Lévi-Strauss estaba confundido. Ese mismo año confeso en una entrevista “La verdad que no si quiero volver a la antropología, tal vez disfruto demasiado vendiendo rabanitos, pichulearle a los clientes con los kilos...no se, es posible que el olor a indio se me haya ido...” “y ya no pueda volver...” Agrego mientras acomodaba una lápiz en su oreja. Estas declaraciones asustaron a la comunidad científica, quienes al principio veían con simpatía esta loca excentricidad del antropólogo francés. Ahora los genios del mundo estaban preocupados y mandaron al genial lingüista Román Jocobson para que recupere a Lévi-Strauss. Y en 1963 Jacobson se dio una vueltita por la verdulería. Después comento a la prensa: “me temo, señores, que es una caso perdido. Intente hablarle de la fonética, las relaciones sintagmáticas y paradigmáticas del lenguaje, le comente mis estudios sobre la glosolalia. Y en vez de escucharme, me vendió un melón de tres kilos.” “Y encima creo que me cagó porque esto debe pesar un kilo y medio” agrego mientras mostraba a los periodistas un melón ciertamente pequeño.
Sin embargo y a contratiempo de los temores de la comunidad científica, Lévi-Strauss volvió a dedicarse as la ciencia. Y en 1964 publica el primer volumen de “Las Mitológicas” donde aplica el método estructuralista para el análisis formalizado de los mitos. Mucho se ha dicho sobre la sorpresiva vuelta del genio francés. Se ha insinuado que los números de la verdulería ya no redituaban tanto, se decía, que tenia deudas con narcotraficantes colombianos y que había editado el libro para saldarlas. Para entender su regreso tal vez nos ayude releer las paginas policiales de los diarios de la época. Pues en 1961 fue arrestado en pleno París, Gerardo Luis Pereztinto, el famoso y siempre escurridizo “Entongador de Balanzas”. Pereztinto era un desalmado criminal que utilizaba sus conocimientos en física nuclear para entongar las balanzas de las mas poderosas verdulerías francesas. Modificando el mecanismo interno de las mismas conseguía que las balanzas marquen mas de lo que pesaban. Así amasaron fortunas un motón de verduleros. Levi-Strauss era uno de ellos. Y preso Pereztinto Levi-Strauss volvió a la academia. En 1971 sale el tercer tomo de “Las Mitológicas” y esta vez Levi-Strauss abandono para siempre el mundo de la antropología. La comunidad científica no quiso admitirlo y en 1973 envía nuevamente a Jacobson quien esta vez fue dispuesto a no comprar nada. Luego de la reunión Jacobson hablo con la prensa: “muchachos, no hay nada que hacerle, hemos perdido a un gran genio. Pero miren las manzanas que compré, Claude me dijo que son de lo mejor; además ¡a que precio!! 2,70 el kilo. ¡el kilo!!” Luego de decir esto el lingüista se dedico a probar una, por que “no aguantaba la tentación” y después empezó a escupir al grito: “¡estas manzanas son asquerosas!!” Según trascendidos, uno de los periodistas probo una a continuación para luego certificar que “son ciertamente asquerosas”.
Hoy a 32 años de este suceso sabemos con certeza que Levi-Strauss no regreso a la antropología. El estructuralismo es ya una escuela abandonada. Solo nos queda la reflexión; sobre las pasiones que perturban a los grandes genios, sobre la estructura de la mente humana. Y el precio de los tomates.


(1)
Antropólogo y escritor. Autor de “Me importa un Sorongo: biografía no oficial de Luis Felipe Sorongo”(1996) “El viajero y su chomba”(1988) y “Se vienen lo negro’: lectura crítica de Ortega y Gasset”(1987)

sábado, abril 22, 2006

Emprendimientos

El estudiante fantasma estuvo en el primer consultorio de antropología social de América Latina
(E.F.)Una ingeniosa iniciativa nace como solución a las dificultades que enfrentan los graduados de la carrera de antropología social. “cuando me recibí, la verdad que estaba en bolas, había intentado conseguir becas de investigación pero como son pocas y de escasa remuneración no me servían” cuenta Alberto Sorengo(27) “Nos pasaba a todos, yo encima con mi promedio ni siquiera podía intentar conseguir una beca” agrega Luis Delepini(28) Estos jóvenes talentos junto a Marta Rodríguez(26) fundaron el primer consultorio de Antropología Social. Que funciona de lunes a miércoles en Rivadavia 3405. Es una oficina pequeña, en una casa vieja donde viven y atienden estos jóvenes. “En principio nadie nos apoyaba, decían que esto era cualquier cosa, el tema es que después cuando empezamos a juntar papota, todos cambiaron su actitud, hasta Shuster, el ex decano de Filosofía y Letras vino el otro día a regalarnos una Sandia” nos comenta el licenciado Sorengo. “estaba muy rica” agrega Marta.
¿de qué tipo de malestares se ocupan ustedes?
Alberto: y...depende, a veces vienen chicos con un etnocentrismo agudo, entones bueno...los curamos y después cobramos(guiña un ojo)
Luis: acá lo importante es ganar guita.

Primeras conquistas
El consultorio salto a la fama hace dos meses cuando una comunidad mapuche consiguió gracias al consultorio, un termo tanque. “los pobres indios no se podían bañar, con agua fría sabes que ni yo me animo” recuerda Marta, “pero ojo no fue una conquista solo nuestra, también ayudaron mucho los pibes de Greenpeace, fueron ellos los que instalaron el tema en los medios, ahora solo queda por resolver del problema del gas que no tienen” “si, por eso el año que viene vamos a empezar una cruzada por una garrafa, para que se puedan dar una jabonada ¿no?” agrega Luis.
El Estudiante: precisamente sobre eso quería preguntarles, hay quienes los critican: dicen que ustedes les dan a los indios termo tanques cuando ellos piden tierras...
Luis se levanta indignado y exclama: ¡¡¡VES!!! ¡Ves, ahí esta la ignorancia de la gente!!- después del exabrupto se retira dando un portazo.
Alberto Sorengo: disculpalo, Luis, como todo buen antropólogo, es muy temperamental con esto de los indios. Yo te voy a explicar. Es cierto cuando los mapuches vinieron al consultorio estaban en un litigio con el estado por las tierras y en eso querían que los ayudemos. Pero cuando entraron al consultorio trajeron un tufo terrible. No se podía respirar. Y con las narices tapadas les dijimos: “indios, tal vez si se bañan de vez en cuando, si tuvieran una mejor presencia, el estado les daría mas bola”
Marta: El otro día fueron a casa de gobierno todos bañaditos e hicieron su reclamo nuevamente.
El Estudiante: ¿y obtuvieron la tierras?
Marta: No.
Sorengo: No se que falló. No lo entiendo...

Próximos proyectos
Al preguntarle sobre el futuro estos jóvenes sonríen. “en realidad lo que nos gustaría es poder crear un hospital. Seria el primer hospital sociológico del mundo” dice Alberto. “tendriamos una sala de terapia de clase, si, porque hay mucha lucha de clases, tal vez hablándolo un poco el problema se soluciona ¿no?”